SIEMPRE

viernes, 6 de marzo de 2009

Sigur Ros - Glósóli SILENCIO

Se levantó con la boca seca, asustado por el sonido estrepitoso del despertador. Miró el volumen de la alarma, era el normal. ¿Por qué lo oía entonces como si las trompetas del apocalipsis hubieran sonado justo dentro de sus oídos? Pero no solo el sonido del despertador parecía haberse magnificado, también oía los pasos de su vecino como si cada pisada la diera sobre su cabeza. Caminó descalzo por la habitación hasta el baño, pero sus pisadas retumbaban como si de las pisadas de un ogro se tratase. Cuando abrió el grifo del lavabo dio un respingo, las cataratas del Niágara se hacían presentes allí mismo. ¿Qué estaba pasando con los sonidos que le circundaban? Todo estaba amplificado, El mundo se había vuelto loco y rompía a gritar. Se sentó en su cama e intentó no moverse. Silencio, no completo ya que su respiración bien podía ser la de un dinosaurio enorme o un elefante. Miró el techo, blanco, desconchado por la humedad, esperando una mano que lo acariciara, cosa que jamás sucedería porque el techo era tierra virgen, tierra de nadie. Allí permanecía solo y silencioso. Silencioso, silencioso. Sólo el techo virgen y su mente permanecían callados. Su ruido interior había cesado, su yo estaba vacío, no había ni siquiera eco porque no había sonido interior que repetir. Estaba desconectado. Vacío, hueco, silencio, paz.

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