SIEMPRE

miércoles, 18 de marzo de 2009

EL FATUM QUE NOS ALCANZA


SANTA DECCA
Los dioses han muerto. ¡Ya no ofrecemos
coronas de olivo a Palas de los ojos grises!
El hijo de Deméter no recibe el pago de nuestras
gravillas, y al mediodía cantan los pastores sin miedo,
porque Pan ha muerto, y no existen ocultos amores
por los claros del bosque ni en las tortuosas guaridas:
El joven Hylas no busca ya en los manantiales;
el Gran Pan ha muerto, y el hijo de María es Rey.
Y sin embargo, acaso en esta isla en éxtasis
mantenida ante el mar, algún dios, masticando el amargo
fruto del recuerdo, permanezca oculto entre los asfodelos.
¡Oh, Amor! Si así fuera obraríamos prudentemente
huyendo de su cólera: niégalo, pero mira,
las hojas se agitan: permanezcamos un instante observando.
Oscar Wilde

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