Los otros duelen, no tanto como uno mismo, pero hieren. Algunos te dan una leve estocada, solo un roce que te levanta la piel y te produce escozor. Otros, como kamikazes sin destino, te encuentran en su camino y por no tener otro enemigo mejor, te atacan. Para algunos otros, tú eres su destino , tú eres el enemigo y después de zaherirte, intentan rematarte. Sin embargo, quien asesta el golpe final no es ningún otro sino el “yo”. Jaque mate
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