SIEMPRE

domingo, 26 de abril de 2009

TEOLOGÍA

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RITMO TEOLÓGICO

Tras de un amoroso lance,
y no de esperanza falto,
volé tan alto, tan alto,
que le di a la caza alcance.

1. Para que yo alcance diese
a aqueste lance divino,
tanto volar me convino
que de vista me perdiese;
y, con todo, en este trance
en el vuelo quedé falto;
mas el amor fue tan alto,
que le di a la caza alcance.

2. Cuanto más alto subía
deslumbróseme la vista,
y la más fuerte conquista
en oscuro se hacía;
mas, por ser de amor el lance
di un ciego y oscuro salto,
y fui tan alto, tan alto,
que le di a la caza alcance.

3. Cuanto más alto llegaba
de este lance tan subido,
tanto más bajo y rendido
y abatido me hallaba;
dije: ¡No habrá quien alcance!
y abatíme tanto, tanto,
que fui tan alto, tan alto,
que le di a la caza alcance.

4. Por una extraña manera
mil vuelos pasé de un vuelo,
porque esperanza del cielo
tanto alcanza cuanto espera;
esperé solo este lance,
y en esperar no fui falto,
pues fui tan alto, tan alto,
que le di a la caza alcance.

San Juan de la Cruz

sábado, 18 de abril de 2009

De la categoría de los dolores IV

haemorrohis-idis/ haemorreheumacon

Y con referencia al valor erógeno del tracto anal [...] no puede tomarse a risa la influencia de las hemorroides, a las que la vieja medicina concedía tanto peso para la explicación de los estados neuróticos" (Freud ).

Por si fuera poco para el doliente y marginado (cada vez menos ¡gracias hemoal!) sufridor de hemorroides el estado lacerante en el que se encuentra casi siempre mientras sonríe al estimado público, escondiendo su vergonzosa condición de enfermo hemorroidal, resulta que el origen de ese dolor indescriptible que hace que tomes conciencia dolorosa y perenne de una d parte de tu cuerpo a la que nunca ves, es un origen moral. ¡Padecedores hemorroidales del mundo, dejad de guardaros todos vuestros secretos! ¡¡Abrid las compuertas a un estilo completamente lenguaraz! Vuestra introversión y un mal curado complejo narcisista infantil os provocan un vulgar dolor de culo. Hablad y hablad y cagad en todo momento y en cualquier lugar. Perdonad mi estilo soez, pero no debo reprimir nada si quiero que esa terrible muestra de timidez en mi trasero no se reproduzca.

Comencé esta inestimable colección de dolores con uno al que califiqué de poco glamuroso. Palabras me faltan para clasificar a este que hoy me ocupa, la escatología ha estado siempre reñida con el glamour. Y, sin embargo, el origen más profundo de esta dolencia oscura tiene la delicadeza de un dolor de cabeza. Traumas, miedos, sensibilidad extrema, añoranza constante de lo bello y lo bonito, temor a un futuro sórdido…Es la belleza del recuerdo imperdurable la que quiere retener el enfermo hemorroidal como un artista, como Wilde, que encontraba sentido en lo bello y un sinsentido en lo útil. Lo útil desdeña lo bello y se enferma, entonces surgen las hemorroides. ¡Qué bella enfermedad, producida por la derrota de la sublime belleza ante el feo y burgués materialismo!

Amigos y hermanos de enfermedad, sonreíd porque nuestra enfermedad es la última enfermedad romántica en un mundo ya privado de romanticismo. Dejad paso, tuberculosos, vuestro mundo feneció. La nueva era requiere de nuevas manifestaciones románticas que sean capaces de lidiar con este mundo de asfalto. ¡Ay, si Margarita Gautier levantara la cabeza miraría hacia su espalda!



viernes, 17 de abril de 2009

HIT THE ROAD, JACK




¿Cuánto dura una tormenta?
Dura el instante de un beso,
la eternidad de una muerte,
la inexactitud de una vida,
el segundo de un rayo,
los cien años de un siglo,
o la futilidad de un resplandor.
El tiempo siempre nos engaña,
codiciosos cuerpos,
siempre en busca de luz y calor.

PEPA Roble

miércoles, 15 de abril de 2009

Desnudita y con arnés

Primero las medias rojas, no hay que despojarse antes de la ropa, quizá en otra ocasión. El tacón hace tiempo me lo quité, no lo requería el papel. No tengo miedo de despeinarme al quitarme la ropa porque hay que volver al estado selvático original y desnudarse frágil para encontrar en la propia desnudez la fuerza animal que nos impulse a plantarle cara a un mundo excesivamente vestido. Es una mudanza, un cambio de piel exterior que aparentemente desgarra al quitarla. Hay que dejar paso a nuevas máscaras, a nuevos ropajes que escondan la verdad, una verdad ya sin miedo pasada por el tamiz de unos cuantos golpes que la curtan. Caminaré unas cuantas manzanas dejándome ver plena en mi desnudez, sintiéndome desmayar, pero levantado la vista hacia el horizonte. Permaneceré desnuda hasta que no sienta los escarnios del tiempo y de las miradas, hasta que los ojos miren mi piel desnuda como a la salvaje piel de un toro. Volveré a casa a calzarme mis medias rojas y en estado de plenitud, esperaré a que el destino me ofrezca una nueva máscara. No bailaré con velos como Salomé, seré Bautista en su mirar estático, en su estado contemplativo, pero no doliente y por siempre se venerará mi sangre derramada. Saldré de escena discretamente para preparar mi regreso a las tablas entre un frenesí de aplausos. Bautista transmutado en Lilith serpiente mudará su piel y volverá a comer del árbol de las tentaciones con fruición y sin temor.
Quizá sólo me deje el sombrero….

lunes, 13 de abril de 2009

SALOMÉ






Beardsley

ARA VOTIVA

Como Ara votiva podría
clavarme en tu cruz
profanar el cuerpo y
dar de comer a los perros
podría ofrecer mi sangre
como prebenda y repudiar
lisonjas,
podría serpentear socarrando
el vientre, desollando el útero
gemir, aullar, y después escupir
berridos heridos de fiera salvaje,
podría, yo sé que podría abrir
el directorio matriz y arrancar
tu imagen,
sobre bandeja de plata estampar
mi ira envuelta en harapos
y lentamente dejarme
consumir por el viento
en perpetua contrición.

Sino que , ¿ acaso vales tú esta paganía ?
¿ acaso mereces tal aflicción ?
¿ acaso lo vales, acemilero ?

PEPA Roble

viernes, 3 de abril de 2009

El amor es elástico

Mi jebecito constante también se estira y se arruga y a veces me hace llorar a mares, pero es un mar seco, sin agua, sin lágrimas, que no consigue salirse por mis poros para derramarse e inundar todo, hasta a mi jebecito constante y estiradísimo. Cuando se encoge lloro más y el sol reseca lo que por sí ya es materia de mojama. Echo de menos el principio de la película, donde el jebecito estaba siempre estiradísimo y era yo quien encogía y estiraba según la fuerza del viento. Echo de menos la brusca interrupción cuando echaba a volar el jebecito y yo encogía hasta desaparecer. Y todo ello por no querer ver tan pronto el the end, el final feliz. ¿Qué hacer con un happy the end en la mitad de la película de tu vida? La vida de culebrón debe ser pródiga en aventuras y obstáculos, deben aparecer multitud de jebecitos o el mismo jebecito cercano y lejano al mismo tiempo. Nunca se sabe hasta qué punto estirará lo elástico, cuándo se romperá y dejará paso a otra Octavia de Cádiz. Ahora toca un tiempo paralizado, una elipsis en la película, no se puede tener al espectador horas, días, años esperando que el mar desborde, viendo estirar y encogerse el mismo jebecito constante. Elipsis para llegar al clímax y vuelta a empezar porque quizá sea todavía pronto para el happy the end. Cuando deje de variar de peso y forma y consiga que el mar sea lago en calma, estaré preparada para la música final y los créditos de la película. Mientras tanto esperaré a que el jebecito desaparezca.

jueves, 2 de abril de 2009

VIERNES DE DOLORES



Te busqué en los jardines de olivos
entre las calles de sándalo y especias,
en las paredes encaladas.
Dibujaba tu figura sin conocerte
sin saberte, ni mirarte
y entonces no comprendía,
me conformaba con el hechizo
de lo desconocido, recreando
sabores y olores,
el color de tu tacto.
Mas el frío y la dureza nunca
habían traspasado el umbral
de la escena, ahora instaladas
en la alcoba de lo cotidiano
qué lejos quedan aquellas quimeras.

PEPA Roble