Recibo la amargura de la triste
ausencia del amado más virtual
que nunca.
Es imagen, es canción,
es humo, electrones en cadena.
Canta el cisne entre estertores.
Canta,
¿no lo escucháis?
Ahí suena, entre lagartos con nidos
y entresijos de cables circuitados.
Es el cisne un niño, una ballena
o una babosa.
Canta porque quiere el niño
una música
que le llegue en danzas
victoriosas y le embargue de
almíbar la cabeza.
El hombre quiere, el hombre pide
un molinillo que el sol relumbre
y transmita imágenes agudas
y sones celestes.
Quiere el niño, grita el niño
lo pide con ansiedad, lleno de zozobra
El mundo no es mío, para mí
lo invento cada día.
">
¿Quién no soñó con acordes que mecieran
su figura en arrobos de color de plata?
¿Quién entre pajas no buscare hasta encontrar
el sonido justo que acomodar a su espalda?
Y el amado vuela, revuela
como una bolsa de plástico
mecida por el viento. Un looping,
dos, gira a la derecha, danza armónica.
Sólo falta una cosa,
la música para dos ha de ser
escuchada a la vez en dos cabezas.
Sólo falta una cosa
amado encarnado por dentro
y por fuera.
Dentro, dentro.
María José Blanco
"Al ser humano se le ha hecho lo imposible para que elija.Para que tome partido, para que acepte a priori, para que rechace a priori,para que deje de mirar,para que deje de existir, delante de una cosa que simplemente habría podido amar" Manchas en el silencio, Samuel Becket
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jueves, 24 de febrero de 2011
lunes, 23 de marzo de 2009
PROGRAMAS ALIMENTICIOS
Beethoven, a pesar de su admiración por Schiller, ha sido un traductor desobediente de la ‘Oda de la Alegría’ ; puesto que la escogió voluntariamente, suprimió palabras, trastornó el orden de los versos, hasta la recompuso según su inspiración, a la manera de quien construye obras propias sobre el formato de las antiguas. Manía pedagógica.
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La belleza sería la instancia que hace posible educar simultáneamente la facultad sensible y la facultad racional ya que las contiene a ambas. De aquí que la cultura pueda considerarse como «estética» en tanto fundamenta y asegura la acción recíproca de los dos impulsos. (Carta XIII, p.211, §2). Ahora bien, el principio por el cual la belleza puede "actuar" es el «impulso de juego» (Spieltrieb) que engloba a los otros dos impulsos en un movimiento dialéctico suprimiendolos y conservandolos a la vez: "El impulso de juego (...) en la misma medida en que arrebate a las sensaciones y a las emociones su influencia dinámica, las hará armonizar con las ideas de la razón, y en la misma medida en que prive a las leyes de la razón de su coacción moral, las reconciliará con los intereses de los sentidos." (Carta XIV, p.229, §6).
La acción recíproca de los dos impulsos realiza la idea de humanidad no alienada por separaciones esquizofrénicas, y, por tanto, la idea del cumplimiento pleno de la determinación del carácter humano; en palabras de Schiller: "La razón exije por motivos transcendentales que haya una comunión del impulso formal con el material, esto es, que exista un impulso de juego, porque sólo la unidad de la realidad con la forma, de la contingencia con la necesidad, de la pasividad con la libertad, completa el concepto de humanidad." (Carta XV, p.233, § 4).
La educación estética y el "impulso del juego"
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La belleza sería la instancia que hace posible educar simultáneamente la facultad sensible y la facultad racional ya que las contiene a ambas. De aquí que la cultura pueda considerarse como «estética» en tanto fundamenta y asegura la acción recíproca de los dos impulsos. (Carta XIII, p.211, §2). Ahora bien, el principio por el cual la belleza puede "actuar" es el «impulso de juego» (Spieltrieb) que engloba a los otros dos impulsos en un movimiento dialéctico suprimiendolos y conservandolos a la vez: "El impulso de juego (...) en la misma medida en que arrebate a las sensaciones y a las emociones su influencia dinámica, las hará armonizar con las ideas de la razón, y en la misma medida en que prive a las leyes de la razón de su coacción moral, las reconciliará con los intereses de los sentidos." (Carta XIV, p.229, §6).
La acción recíproca de los dos impulsos realiza la idea de humanidad no alienada por separaciones esquizofrénicas, y, por tanto, la idea del cumplimiento pleno de la determinación del carácter humano; en palabras de Schiller: "La razón exije por motivos transcendentales que haya una comunión del impulso formal con el material, esto es, que exista un impulso de juego, porque sólo la unidad de la realidad con la forma, de la contingencia con la necesidad, de la pasividad con la libertad, completa el concepto de humanidad." (Carta XV, p.233, § 4).
La educación estética y el "impulso del juego"
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