SIEMPRE

sábado, 9 de enero de 2010

ACCIDENTES GEOGRÁFICOS

En la cama mientras dormía, cogida a la almohada, pensaba en la decisión que sin tenerla en cuenta se había dictaminado. El juez, la parte, los testigos, no podían explicar cuál era la acusación, únicamente la pena sobre papel no impreso estaba clara. Sin acusación pero con delito se veía arrastrada a sobrellevar la carga. De cuánto tiempo era la condena no tenía idea, de cómo debía realizarla solo algún mínimo conocimiento, de cómo sería la prisión apenas se le informó. Ya resignada comprendió que las fuerzas dictatoriales no tenían ojos, no tenían manos, sólo un empeño férreo en que su justicia fuera llevada a cabo. Nada importaba la súplica, nada importaba el llanto, ante una voluntad ciega sólo cabía el acatamiento del veredicto: Culpable. Y una vez pronunciadas aquellas palabras ya no hubo más razón ni argumentos que pudieran cambiarla, debía aceptar su destino porque siempre hay alguien superior que piensa por los demás, siempre los otros tendrán razón, esto es lo que tiene haber nacido en una clase no dirigente, no tener los genes de un buen dictador, ser dirigido era su destino y no haberlo aceptado era el cargo merecido.


ENTRE NOSOTROS



Entre nosotros accidentes geográficos,

carreteras, aviones y caminos,

chabolas, cientos de tribus

urbanas y una familia en bicicleta.

Entre nosotros castillos,

ruinas, cementerios , rascacielos,

autopistas llenas de gasolina,

caracoles, marsupiales, el pop,

el rock y un corredor de antesalas

con bebidas isotónicas.

Entre nosotros un universo entero.

Entre nosotros , ¿ por eso tuviste que matarla?

¿Para entender que con sus voces

el mundo entero se convertía

en cera derretida, en bálsamo caliente

que adormece y anestesia el dolor

de una herida abierta?.

Herida que derrama su conciencia en amargos haces de estiércol.

Para entender que en su huida queda presente

parte de la piel que arrastra.

Para hincar en las sienes tuercas incandescentes

que emularan cenizas entrelazadas,

cordones de imágenes estridentes, amarillas de

estados oníricos que sobre la mesa toman vida.

Para todo esto acabaste con ella

olvidar su terquedad, olvidar... qué olvidar.

Para esto,

para olvidar que puedes dar una respuesta.



(Si supieras ...si supieras...)

PEPA Roble

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