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viernes, 1 de mayo de 2009

LA GORGONA


LA MADRE CASTRADORA: PSICOSIS

De un tiempo a esta parte, algunas teorías cinematográficas se han centrado en analizar la representación fílmica de las relaciones entre madre e hijo. Si bien, en los melodramas las relaciones son casi siempre entre madre e hija; en el género de terror lo que se explora es el vínculo entre madre e hijo, en el que la madre se presenta como un objeto que produce fobia y aversión. Esta monstruosa madre es central en las películas y su perversidad está casi siempre motivada por un comportamiento posesivo y dominante. Buen ejemplo de ello sería la madre de Norman Bates dueño del Motel más conocido de la historia del cine.

Norman Bates regenta un motel y vive en una tenebrosa casa acompañado por el cadáver (los huesos) de su madre. Psicótico perdido, en ocasiones adopta la personalidad de la madre muerta para autocastigarse, modifica su voz e incluso se viste con sus ropas. Con este personaje Anthony Perkins personificó la imagen criminal más famosa de la historia del cine: con silueta de mujer asestaba montones de puñaladas a una mujer en la ducha.

Pero es que el personaje de Norman Bates fue creado a imagen y semejanza de un verdadero asesino: Ed Gein. Gein era un asesino necrófilo y caníbal que ha pasado a ocupar un puesto privilegiado en la lista de los más siniestros asesinos por haber matado y haberse comido a cuatro mujeres entre 1954 y 1957. Gein estaba trastornado porque le perseguía el recuerdo de una madre tremendamente posesiva. En sus períodos de crisis se dedicaba a desenterrar cuerpos de los cementerios de Plainfield (Wisconsin) para quitarles la piel y confeccionarse máscaras y vestidos de piel humana.

Volviendo a la película que nos ocupa, recordaremos que Psicosis (Psycho, 1960) narra la historia de un psicópata con personalidad múltiple que conserva disecado el cadáver de su madre. Norman Bates es un hombre feo, solitario, enfermizo, con una fuerte carga emocional, producto de su atormentada infancia al lado de una madre neurótica por el abandono de su marido, que en represalia a su odio contra los hombres, descarga en su hijo sus múltiples insatisfacciones hasta el grado de no dejarlo desarrollar su propia vida, manteniéndolo siempre "pegado a sus faldas".

En consecuencia, cuando Norman se hace adulto, se vuelve un hombre alienado y por ello, comete un gran número de asesinatos. ¿Pero cómo ha llegado a ese terrible estado? ¿Puede una madre odiar tanto a su hijo como para desear destruir su vida?

La historia que inventó Robert Bloch (1917-1994), presenta como punto de partida a una mujer abandonada por su marido y con un hijo pequeño, al cual tiene que sacar adelante sola. Este complejo de abandono se manifiesta por un sentimiento de distanciamiento o agresividad contra los demás para ponerlos a prueba (para confirmar que no se le abandone de nuevo), e intenta justificar la propia angustia traspasando la culpa a los otros. No extraña que Norma Bates genere un odio irracional hacia los hombres, transmitiendo sus neurosis a su hijo al someterlo a una relación de dominación total. De hecho, impide su crecimiento mental al martirizarlo con sentimientos de culpa, pues para lograr esta sumisión, lo ha educado en la creencia de que si algún día llega a abandonarla por otra mujer -al igual que lo hizo su padre-, algo terrible sucederá.

Al no poder soportar el dolor y su carga de remordimientos, se opera en Norman el desdoble de su personalidad. Si bien desde antes ya se prefiguraba la existencia de dos personalidades -la del adulto con motivaciones sexuales y la del niño que reprime esos impulsos-, ante la muerte de Norma, surge una tercera personalidad: la de la propia madre; es decir, Norman se convierte en su madre, a quien desea mantener viva por medio de sus sentimientos de culpa. A partir de este punto, la mente de Norman Bates se desquicia por completo, y a sus perversiones se une el afán por la necrofilia y el voyeurismo. Norman no puede destruir las relaciones de dependencia con su madre. Por consiguiente, la mantiene viva en un espeluznante acto fetichista: para conservarla la diseca y la sienta en una butaca -como si continuara viva-, con lo que consigue mantenerse sometido a la imagen de una madre posesiva que ya no existe, pero que continúa atormentando su vida.

Las manías de Norman Bates siguen creciendo durante los años que vive solo con el cadáver disecado de su madre. Su sexualidad reprimida sólo es satisfecha por medio del voyeurismo. Con la finalidad de espiar, realiza un agujero en la pared de su oficina que da a la habitación contigua en la que aloja a los señoritas que paran en su motel. Cuando Marion Crane llega al motel, Norman simula titubear ante el manojo de llaves para decidirse, finalmente, por la habitación número 1. Después de la cena con la muchacha, Norman se siente interesado y excitado, por lo que la observa mientras se desnuda para tomar un baño y es entonces, cuando convergen las múltiples personalidades de Norman: como hombre se siente excitado ante el cuerpo desnudo de la muchacha, pero como niño sabe que es pecado, y echa la culpa a la perversa fémina, que lo ha tentado con su cuerpo. Por ello, debe ser destruida. Sin embargo, este ser infantil es demasiado débil como para cometer un asesinato, y debe ser, por consiguiente, la madre quien lo libre de los terribles males, acabando con la mujer que lo ha perturbado.

lagorgona.es

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