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jueves, 1 de mayo de 2008

El amor en los tiempos del cólera

ENTRE EL BOLERO Y LA POESÍA

El bolero ritmo de raíces españolas es quizá el género más representativo de la música romántica, está también emparentado con las habaneras cubanas y en él encontramos elementos de la épica amorosa donde los amantes armados cual guerreros con un lenguaje especial utilizan las flores, las estrellas, la luna, los suspiros y la muerte, isotopías propias del romanticismo y que también participan del corpus lírico.
"Quien lo probó lo sabe" dice Lope de Vega del amor.
Gabriel García Márquez relata en su libro "El amor en los tiempos del cólera" una historia de amor que perdura incorrompible a lo largo de los años,al igual que en "Crónica de una muerte anunciada" la historia está basada en un hecho real que a través de la pluma genial, elegante y evocadora de Gacía Márquez se convierte en una historia de amor universal, como los grandes escritores
consigue extrapolar lo particular a lo universal, lo real a lo mítico. "Porque las estirpes condenadas a cien años de soledad no tendrán una segunda oportunidad sobre la faz de la tierra-"

"Florentino Ariza había pensado llevarle los setenta folios que entonces podía
recitar de memoria de tanto leerlos, pero luego se decidió por media esquela sobria y
explícita en la que sólo prometió lo esencial: su fidelidad a toda prueba y su amor para
siempre. La sacó del bolsillo interno de la levita, y la puso frente a los ojos de la
bordadora atribulada que aún no se había atrevido a mirarlo. Ella vio el sobre azul
temblando en una mano petrificada de terror, y levantó el bastidor para que él pusiera la
carta, pues no podía admitir que también a ella se le notara el temblor de los dedos.
Entonces ocurrió: un pájaro se sacudió entre el follaje de los almendros, y su cagada
cayó justo sobre el bordado. Fermina Daza apartó el bastidor, lo escondió detrás de la
silla para que él no se diera cuenta de lo que había pasado, y lo miró por primera vez con
la cara en llamas. Florentino Ariza, impasible con la carta en la mano, dijo: “Es de buena
suerte”. Ella se lo agradeció con su primera sonrisa, y casi le arrebató la carta, la dobló y
se la escondió en el corpiño. Él le ofreció entonce la camelia que llevaba en el ojal. Ella
la rechazó: “Es una flor de compromiso”. Enseguida, consciente de que el tiempo se le
agotaba, volvió a refugiarse en su compostura."

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola prima! soy M.Mar, hemos visto tu blog y mi madre quiere asegurarse de que eres tú realmente. Dice que le devuelven tus correos. Mi mail es marimarlupion@hotmail.com, para que estemos en contacto.
Un besote de las dos.